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Francisco Napoleón Galo Puerto

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Olanchito,Honduras,personajes de Olanchito
Francisco Napoleón Galo Puerto, nació en Olanchito, Yoro el 9 de marzo 1919. Era hijo del coronel Alejandro Galo Lagos, que llegó como autoridad militar a Olanchito, en donde conoció a la que sería la madre de nuestro biografiado, la señora Concepción Puerto Delarca de Galo. El coronel Alejandro Galo, que tuvo destacada participación militar en la lucha en contra de Nuila que, se levantó precipitadamente en contra del gobierno del presidente Ponciano Leiva, fue un militar muy querido en Olanchito por su don de gente, la cortesía proverbial que adornaba su carácter; y, fundamentalmente, por su respeto por las libertades de opinión de los demás.

El coronel Alejandro Galo Lagos, procreó con su esposa Concepción al fallecido piloto militar, miembro de la Fuerza Aérea Hondureña, teniente Segisfredo Galo Puerto, que se accidentara mientras viajaba pilotando una nave militar en las cercanías de Támara, Francisco Napoleón Galo Puerto (maestro de Educación Primaria) Alejandro Galo Puerto, Justo Rufino Galo Puerto, Amalia Margarita Galo Puerto, Herlinda Galo Puerto, Ramón Rosa Galo Puerto (médico residente en Tela junto a su hermana Herlinda) y de la honorable matrona Dolores Martínez viuda de Romero Narváez (Lolita), la esposa de Dionisio Romero Narváez, el celebrado periodista de Olanchito, amigo entrañable de Ramón Amaya Amador.

Francisco Napoleón Galo, fue desde el principio de su vibrante juventud, una personalidad muy llamativa, tanto por su proverbial sentido del humor, inteligencia y vocación de servicio, como por el respeto que manejaba hacia las ideas ajenas. Respetaba las demás; pero defendía las propias con valentía y decisión. Cuando joven se desempeñó como profesor de Educación Primaria en la escuela Modesto Chacón en donde dejó, muy buenos recuerdos entre sus alumnos y sus padres de familia. En una oportunidad, cuando el continuismo caristia estaba en su apogeo, fue incitado para que declarara su adhesión a la indefinida continuidad del viejo general en la Presidencia de la República. Consecuente con su carácter, se negó a hacer una declaración positiva como le solicitaban los seguidores del sempiterno dictador. Como represalia fue destituido de su cargo y las pocas pertenencias que contaba le fueron confiscadas por las autoridades, en razón de lo cual tuvo que emigrar de Olanchito, estableciéndose en el Progreso en donde entró a trabajar en los campos bananeros de la Estandar Fruit Company. Aquí escaló posiciones, hasta ocupar la posición más alta en la empresa, superintendente de Distrito, siendo por ello el primer hondureño que ocupara tan elevada posición que estaba reservada, hasta entonces, para los estadounidenses.
Contrajo matrimonio con la señora Victorina Jordán Muñoz de Galo, con la cual procreó a Norma Lilia Herrera de Moya (PM), Carlos Dagoberto Galo (doctor en Farmacia), Napoleón Augusto Galo Jordán (médico gineco obstetra). Francisco Alejandro Galo Jordán (doctor en Medicina, ya fallecido) y la de la P.M. María Valle.

Desde sus altos cargos en la bananera, protegió a todos los “olanchitos” que, fuera de la verde cuenca de su patria chica, le buscaban, en procura de una posición digna en dónde ganarse la vida. Uno de los que más recuerda la generosidad del profesor Galo Puerto, es el compatriota Francisco Martínez, residente en ciudad de Guatemala y el que tiene el honor de haber organizado y dirigido el primer Congreso de Estudiantes de Secundaria que se celebró en Tegucigalpa en 1950. El año 2011, cuando Martínez visitó Tegucigalpa invitado por nosotros para que participara en una entrevista en el programa Reflexiones de Canal 10, me indicó que él había vivido en Olanchito bajo la protección generosa del profesor, su profesor, Francisco Napoleón Galo Puerto.


Boda del coronel Galo y Concepción Puerto Delarca, celebrada en Olanchito. Se aprecian en la foto, sentados de izquierda a derecha el coronel Cobar, comandante de Armas de Yoro; coronel Alejandro Galo, señorita Concepción Puerto Delarca, don Francisco Rivera. Parados de izquierda a derecha Wencelao Guillén, el tercero es Felipe L. Ponce. Se ignoran los nombres de los restantes.

Cuando él abandonó Olanchito, por las razones que se han indicado, Martínez no tuvo otra alternativa que seguirlo al Progreso como única alternativa para continuar sus estudios primarios e iniciarse en la formación secundaria. El profesor Galo, lo protegió y lo empleó en una actividad modesta, gracias a lo cual pudo concluir sus estudios primarios y dirigirse a Tegucigalpa en donde concluyó la secundaria. La vez que lo entrevisté, una vez que salimos del Canal 10 en dirección hacia el hotel donde estaba hospedado, me pidió que le permitiera hablar con su viejo profesor. Lo llevé a nuestra casa y desde allí, le comuniqué telefónicamente con Quico Galo con el cual, recordaron viejas historias y ratificaron las mutuas gratitudes que les unían.
 A Francisco Martínez, de más de ochenta años entonces, le vi llorar copiosamente, limpiándose en varias oportunidades las lágrimas que aquel encuentro telefónico con su profesor y mentor, le había provocado.
Francisco Napoleón Galo, fue uno de los mejores alcaldes municipales que ha tenido la ciudad de El Progreso. Para nosotros los originarios de Olanchito, su nombre era, junto con el del dirigente sindical Benigno Gonzales, que también fue alcalde de El Progreso, timbre de orgullo y satisfacción. Le conocí en 1986, en la oportunidad en que los organizadores de la Jornada Morazánica,
miembros del club Rotario de El Progreso en donde Francisco Napoleón Galo era uno de sus miembros más destacados, me invitaron a hablar sobre Francisco Morazán. Allí nos identificamos, intercambiamos recuerdos y manejamos nombres de conocidos y familiares comunes y desde entonces, -hasta su muerte- mantuvimos una fluida comunicación telefónica casi siempre, en la que me consultaba sobre personajes históricos, sobre fechas de algunos acontecimientos que no tenía presentes y sobre la opinión que tenía de algunos personajes de la vida histórica nacional. El 13 de agosto, de avanzada edad, tranquilo y sereno, se enfrentó a la muerte en donde descansa, para la eternidad, junto a su adorada esposa.
Quedan honrando su memoria preclara, sus hijos sobrevivientes Francisco Napoleón Galo Jordán, médico ginecólogo obstetra muy destacado, su esposa y nuera de Quico Dra. Farida Chevez de Galo Jordán, Norma Lilian Herrera de Moya, María Valle y muchos nietos y bisnietos. Cuando le sorprendió la muerte, anunciada por una pertinaz dolencia que frenó sus ímpetus físicos; pero no disminuyó su alta espiritualidad y su vocación de escritor, escribía un texto de historia que sus familiares, no tenemos duda alguna, editarán próximamente en su homenaje y como contribución suya al conocimiento de la historia nacional.

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