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Personajes de Olanchito en la fundacion de Tela

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Personajes originarios de Olanchito incluidos en el Libro ·Fundadores y constructores de la ciudad de Tela

                             Néstor Gomez : (el primero de pie de izquierda a derecha)
                             Antonio R Elvir : (el tercero de pie de izquierda a derecha)
                             Francisco Betancourt : (el primero sentado de izquierda a derecha)

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                                     Descripcion de los personajes de la fotografia superior


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El Bloque de Prensa y Radio Mercurio en Olanchito

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Por : Juan Ramon Martinez
En la década de los cincuenta se inició un proceso de organización de los periodistas de la Costa Norte de Honduras. Pese a la pujanza económica dela Costa Norte, la Asociación de Prensa Hondureña (APH) no le daba la atención debida a los periodistas que trabajaban en los diarios, semanarios y radios de San Pedro Sula, Tela, Progreso, Puerto Cortes, Trujillo, La Ceiba y Olanchito. Por esa razón, estos crearon la APEN, Asociación de Periodistas del Norte. Para 1961, fecha en que me integro al Bloque de Prensa de Olanchito, — con veinte años de edad– este tiene ya algunos años funcionando. Su promotor fue Francisco Sánchez (Marco Tulio Miro) nacido en Olanchito; pero entonces establecido ya en la ciudad de la Ceiba, en donde participa activamente en la vida periodística, cultural y civica de la después conocida como la novia de Honduras, Lo integrban entre otros, Dionisio Romero Narváez, Ranulfo Rosales Urbina, Mauricio Ramírez, Juan Ramón Fúnez Herrera, Lino Ernesto Santos, Pablo Magín Romero, Carlos Urcina Ramos, Jesús Medina Nolasco, Humberto Caballero y Juan Ramón Martínez. La mayoría de los miembros eran activos corresponsables de los diarios nacionales: El Cronista, El Pueblo, La Epoca y El Dia.

 Por mi parte, igual que Urcina Ramos, escribia periódicamente y administraba el semanario Patria, Como he indicado en artículos anteriores en Olanchito, para entonces se editaban varios periódicos; pero los mas constantes y puntuales eran Patria y Renovación. Felipe López, Corresponsal de HRN – que no fue miembro del Bloque de Prensa de Olanchito – editaba irregularmente La Pulga, seminario de crítica fuerte en contra de personas y costumbres locales. Con el Bloque de Prensa de Olanchito, siendo muy joven, participe en jornadas de aproximación al Bloque de Prensa de la Ceiba, (1961) en donde conocí al periodista Amilcar Cruz Garin, director de El Diario Heraldo y Angel Moya Posas, Director de El Diario El Atlántico, así como participe en el Congreso de la APENH, celebrado en Santa Rosa de Copan en 1962.

El primer antecedente de información aérea colectiva, lo inicio Carlos Urcina Ramos, Secretario Municipal de Dionisio Romero Narváez, el mejor alcalde del periodo que reseñamos, y su hijo Dionisio Romero Martínez. Usaron el parlante que se había instalado en la parte más alta de la Torre del Parque Francisco Morazán, por medio del cual, cada tarde trasmitían noticias de carácter local: avisos de las autoridades, informaciones sociales relevantes y datos de interés para la colectividad. Cuando Romero Martínez acompaño a su padre a San Pedro Sula, donde había sido nombrado Director del Diario semi oficial Correo del Norte, ahora desaparecido, Urcina Ramos me pidió que fuera su compañero en la audición de las horas de la tarde. Todavía cursaba mis estudios secundarios, de forma que, para mi fue una sorpresa y una enorme satisfacción, la invitación. Mis compañeros, especialmente Arturo Morales, me molestaban con frecuentes bromas, por el hecho que Urcina, al despedir el programa, usaba una voz grave; y la mía todavía tenía los toque agudos e imprecisos de la primera adolescencia, Participe en el Noticiero Municipal, tal era su nombre, algunos meses, porque cuando llegaron las vacaciones de fines de noviembre, abandone la ciudad para pasarlas con mis padres que, entonces vivían en el campo bananero de Nerones, distrito de Isletas. Me sustituyeron Emilson Zelaya Lozano y Livio Manuel Ramirez, estudiantes destacados en el Instituto Central que, a su vez, venían a vacacionar junto a sus padres a Olanchito. Bien formados para su edad, agresivos como corresponde a juventud orgullosa que representaban, usaron  el Noticiero Municipal para hacer severas críticas al sistema político y económico del pais; y especialmente al gobierno del Presidente Ramón Villeda Morales. Ante aquellas críticas, el corresponsal del Diario El Pueblo, Lino E Santos, envió un telegrama en donde, entre otras cosas, se preguntaba cómo era posible que se estuvieran usando los medios públicos, para atacar al gobierno liberal de la Segunda República

. El Alcalde Municipal de entonces Ramón Duran Hernández le respondió a Santos, en el semanario Patria que dirigía Juan Ramón Fúnez Herrera, con un artículo de airado tono, intitulado Escupiendo para Arriba. Santos le respondió en igual forma, la semana siguiente. Y como resultado de tal palique, Urcina Ramos clausuro el noticiero municipal. Y Zelaya y Ramírez se quedaron sin un medio para comunicas sus ideas y aspiraciones.

A principios de 1961, Luis Enrique Aguiluz – que había estado trabajando en STICA algunos años antes; y contraído matrimonio con una honorable dama de la ciudad—llego con el proyecto de instalar la primera emisora de la ciudad: Radio Mercurio. Hizo contacto con Carlos Urcina, eterno promotor de casi todas las cosas nuevas que se organizaron en aquellos tiempos, para que le ayudara en la identificación de los colaboradores. Recuerdo a Felipe Lopez, el maestro de los saludos y los programas de rancheras de tanto gusto para los vecinos del sector rural, Juan Fernando Avila Posas, Juan Ramón Martinez, Ramon Duran hijo, Jose Rascof y Alberto Urcina. La emisora fue todo un éxito de audiencia. Nosotros al principio, fuimos operador técnico de consola, presentador de un programa de merengues (Rico, Caliente y Sabroso) y al final, Director del noticiero radial Aquí, El Pueblo con el cual colaboraba en forma destacada Juan Fernando Avila Posas. Y el mismo Carlos Urcina que tenía  además un noticiero muy escuchado. Como la emisora operaba sin los controles técnicos de ahora, su amplitud de banda casi cubría todo el dial, por lo que la audiencia en horas del mediodía, la tarde y la noche, era total.

 Las emisoras de Tegucigalpa no tenían cabida. El noticiero Aquí, El Pueblo, duro hasta febrero de 1963, fecha en que abandone la ciudad rumbo a Tegucigalpa, en donde inicie estudios en la Escuela Superior del Profesorado. En las vacaciones de semana santa y de fin de curso, me incorporaba con Urcina Ramos, a la cabina de Radio Lux, la nueva emisora que se había fundado en la ciudad por un grupo de socios locales; y que se encadenaba con Radio Centro, específicamente, con los programas noticiosos que dirigía Napoleón Mairena Tercero.

La emisora Radio Mercurio, la Voz del Comercio, además, tenía programas musicales muy escuchados en la ciudad y en las aldeas y campos bananeros vecinos. Los locutores musicales más populares eran Felipe Lope Hernández que trasmitía música ranchera del gusto de miles de personas que le escribían y le mandaban normalmente veinte centavos por cada canción solicitada; Juan Fernando Avila Posas que trasmitía programas con música moderna de mucha aceptación y Luis Enrique Aguiluz que le gustaba trasmitir música del recuerdo. No recuerdo la fecha en que Radio Mercurio dejo de trasmitir; ni tampoco que fin tuvieron los equipos que aunque bastante elementales, cumplieron una importante labor en la cultura de la ciudad. Su fundador, murió hace algunos años en Choluteca, de donde originario y en donde vivía una de sus hijas. Carlos Urcina también ya dejo este mundo.

De igual manera, después de un incidente doloroso con Lino E Santos, Felipe López Hernández, se trasladado a San Pedro Sula en donde falleció de muerte natural, tal como me han informado. Juan Fernando Avila Posas reside en la ciudad de Olanchito, escribiendo para La Tribuna y ejerciendo su profesión de odontólogo, con mucho éxito. Jose (Pepe) Rascof, se hizo abogado y ejerce su profesión en Tegucigalpa. Alberto Urcina es piloto militar retirado y reside en la Ceiba, Atlántida. Del único que no tengo noticias es de Ramón Duran hijo.

Lo mas importante sin embargo, es que Radio Mercurio abrio el negocio de la radio en Olanchito. Posteriormente  a la creación de Radio Lux, Carlos Muñoz Ocampo – el más grande de los promotores radiales de la ciudad – creo tres emisoras, varias de las cuales, tengo entendido, siguen operando exitosamente bajo la dirección de sus sucesores, en vista que el falleciera prematuramente y a una edad bastante joven.

Pompilio Romero Martínez

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El Doctor Pompilio Romero Martínez nació en la ciudad de Olanchito Yoro el 7 de Agosto de 1939,
siendo hijo del señor periodista Dionisio Romero Narváez y de la señora Dolores Martínez.

El señor Pompilio Romero realizó sus estudios primarios en Olanchito Yoro de Varones Modesto Chacon.
Estudió Plan Básico en el Instituto San Miguel de la ciudad capital de Tegucigalpa en el Distrito Central de Honduras, obteniendo el título de Bachillerato en Ciencias y Letras.

Entro a la Universidad Autónoma de Honduras en la facultad de Ciencias Médicas. En el año de 1957 con apenas 17 años , fue a estudiar a la Universidad del Estudio de Roma en Italia, Eúropa , gracias al Doctor y ex Presidente de Honduras Ramón Villeda Morales ( Q.E.P.D ).

Terminando su formación en Italia, regresó a su patria natal Honduras y solicitó a la Universidad
del país el reconocimiento de sus estudio que había culminado en la ciudad de Roma Italia.
En 1957 el joven Pompilio Romero Martínez fueSecretario Privado del ex Presidente de Honduras
el Dr Ramón “Pajarito” Villedas Morales.

El gobernante de Honduras conoció las ansias de superación de Romero Martínez y lo
nombró como Segundo Secretario de la Embajada de Honduras en Italia.
En 1963 renunció al cargo que venía desempeñandoen la Embajada de Honduras, aduciendo que no
podía seguir cumpliendo esas funciones en un Gobierno defacto.

En el año de 1967 llegó al pequeño pueblo de SantaRita en el departamento de Yoro en la zona norte
de Honduras . Construyó su propia Clínica Privadaal servicio de los residentes de ésta comunidad y
alrededores , sin cobrar por los servicios profecionales y sólo cobrando por las medicinas.
A las personas de bajos recursos que no tenían dinero para pagar las medicinas , él hacía la
caridad de darles fiados con cuotas bajas de pagos. Todo el tiempo que trabajó en Santa Rita Yoro
se destinguió por ser un buen Médico, solidario,generosidad y tener gran humanidad con las personas que buscaban su ayuda.Al grado de quedarse en compañia del enfermo por la noche si era necesario y todo sin cobrar ningún centavo.

Su humanitarismo era tan grande , que cuando creía que su paciente necesitaba de una ayuda
de hospitalización , lo llevaba en su propio carro al Hospital más cercano.


Prof Joaquin Reyes Tejeda

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Don Joaquín Reyes Tejeda nació en la ciudad de Olanchito, departamento de Yoro, el 26 de junio del año 1886; fueron sus padres doña Mercedes Reyes y don Leocadio Tejeda.

Hizo sus primeros estudios en la escuela pública de este lugar hasta cursar la enseñanza primaria. A los 14 años de edad empezó a ejercer el magisterio en condiciones de empírico.
En el año 1902 se fundó en Olanchito el Colegio “Estrella del Norte” donde cursó dos años de magisterio, pasando enseguida a prestar sus servicios en la escuela pública hasta el año 1909, época en que se trasladó a Tegucigalpa ingresando en la escuela Normal, dirigida  por el profesor Pedro Nufio. Allí se graduó de Maestro de Enseñanza Primaria, regresando a esta ciudad para hacerse cargo de la dirección de la hoy escuela de varones “Modesto Chacón”, puesto en que estuvo hasta el año 1915, por haber sido nombrado Director e Inspector de Enseñanza Primaria del departamento de Yoro. Al año siguiente pasó a desempeñar la dirección  del Colegio “La Fraternidad” en la ciudad de Juticalpa en el departamento de Olancho, hasta el año 1921, fecha en que volvió a Olanchito por asuntos familiares; fundando su propio colegio con el nombre de “Pedro Nufio” del cual salieron elementos destacados  que actualmente tienen cargos púbicos sobresalientes.

 Clausuró su colegio por falta de apoyo gubernamental y al poco tiempo pasó a ocupar la Dirección e Inspección de Enseñanza Primaria en el departamento de Atlántida; desempeñó al dirección de los colegios “Manuel Bonilla” de la ciudad de La Ceiba, “José Cecilio del Valle” de la ciudad de Choluteca y “León Alvarado” de la ciudad de Comayagua, lugares estos donde dejó bien sentado su nombre como gran educador y orientador de la juventud. Maestro fecundo, hombre honrado y caballeroso, caritativo al extremo, nunca negó  su ayuda espiritual y material.

En el año 1940 volvió a desempeñar el cargo de Director e Inspector de Enseñanza Primaria en el departamento de Yoro en cuyas funciones le sorprendió la muerte en la ciudad de Comayagüela el 6 de junio de 1948 a los 62 años de edad, después  de haber dedicado toda su vida al ejercicio del magisterio con verdadero amor, desinterés y patriotismo.
En su vida privada fue ejemplar. En el año 1917 contrajo matrimonio con la encantadora señorita Julia Encarnación Soto, con quien procreó siete hijos: María, Ninfa Julieta, Concepción Ondina, Irma Alicia, Ada Marina,  Joaquín y Carlos Roberto.

Habiéndoseles dado profesión y un alto puesto en la sociedad. En su hogar reinó siempre el cariño, la comprensión, el respeto y la moralidad, llevándose a la tumba el acendrado amor y recuerdo imperecedero de su abnegada compañera y de sus hijos.








Francisco Napoleón Galo Puerto

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Francisco Napoleón Galo Puerto, nació en Olanchito, Yoro el 9 de marzo 1919. Era hijo del coronel Alejandro Galo Lagos, que llegó como autoridad militar a Olanchito, en donde conoció a la que sería la madre de nuestro biografiado, la señora Concepción Puerto Delarca de Galo. El coronel Alejandro Galo, que tuvo destacada participación militar en la lucha en contra de Nuila que, se levantó precipitadamente en contra del gobierno del presidente Ponciano Leiva, fue un militar muy querido en Olanchito por su don de gente, la cortesía proverbial que adornaba su carácter; y, fundamentalmente, por su respeto por las libertades de opinión de los demás.

El coronel Alejandro Galo Lagos, procreó con su esposa Concepción al fallecido piloto militar, miembro de la Fuerza Aérea Hondureña, teniente Segisfredo Galo Puerto, que se accidentara mientras viajaba pilotando una nave militar en las cercanías de Támara, Francisco Napoleón Galo Puerto (maestro de Educación Primaria) Alejandro Galo Puerto, Justo Rufino Galo Puerto, Amalia Margarita Galo Puerto, Herlinda Galo Puerto, Ramón Rosa Galo Puerto (médico residente en Tela junto a su hermana Herlinda) y de la honorable matrona Dolores Martínez viuda de Romero Narváez (Lolita), la esposa de Dionisio Romero Narváez, el celebrado periodista de Olanchito, amigo entrañable de Ramón Amaya Amador.

Francisco Napoleón Galo, fue desde el principio de su vibrante juventud, una personalidad muy llamativa, tanto por su proverbial sentido del humor, inteligencia y vocación de servicio, como por el respeto que manejaba hacia las ideas ajenas. Respetaba las demás; pero defendía las propias con valentía y decisión. Cuando joven se desempeñó como profesor de Educación Primaria en la escuela Modesto Chacón en donde dejó, muy buenos recuerdos entre sus alumnos y sus padres de familia. En una oportunidad, cuando el continuismo caristia estaba en su apogeo, fue incitado para que declarara su adhesión a la indefinida continuidad del viejo general en la Presidencia de la República. Consecuente con su carácter, se negó a hacer una declaración positiva como le solicitaban los seguidores del sempiterno dictador. Como represalia fue destituido de su cargo y las pocas pertenencias que contaba le fueron confiscadas por las autoridades, en razón de lo cual tuvo que emigrar de Olanchito, estableciéndose en el Progreso en donde entró a trabajar en los campos bananeros de la Estandar Fruit Company. Aquí escaló posiciones, hasta ocupar la posición más alta en la empresa, superintendente de Distrito, siendo por ello el primer hondureño que ocupara tan elevada posición que estaba reservada, hasta entonces, para los estadounidenses.
Contrajo matrimonio con la señora Victorina Jordán Muñoz de Galo, con la cual procreó a Norma Lilia Herrera de Moya (PM), Carlos Dagoberto Galo (doctor en Farmacia), Napoleón Augusto Galo Jordán (médico gineco obstetra). Francisco Alejandro Galo Jordán (doctor en Medicina, ya fallecido) y la de la P.M. María Valle.

Desde sus altos cargos en la bananera, protegió a todos los “olanchitos” que, fuera de la verde cuenca de su patria chica, le buscaban, en procura de una posición digna en dónde ganarse la vida. Uno de los que más recuerda la generosidad del profesor Galo Puerto, es el compatriota Francisco Martínez, residente en ciudad de Guatemala y el que tiene el honor de haber organizado y dirigido el primer Congreso de Estudiantes de Secundaria que se celebró en Tegucigalpa en 1950. El año 2011, cuando Martínez visitó Tegucigalpa invitado por nosotros para que participara en una entrevista en el programa Reflexiones de Canal 10, me indicó que él había vivido en Olanchito bajo la protección generosa del profesor, su profesor, Francisco Napoleón Galo Puerto.


Boda del coronel Galo y Concepción Puerto Delarca, celebrada en Olanchito. Se aprecian en la foto, sentados de izquierda a derecha el coronel Cobar, comandante de Armas de Yoro; coronel Alejandro Galo, señorita Concepción Puerto Delarca, don Francisco Rivera. Parados de izquierda a derecha Wencelao Guillén, el tercero es Felipe L. Ponce. Se ignoran los nombres de los restantes.

Cuando él abandonó Olanchito, por las razones que se han indicado, Martínez no tuvo otra alternativa que seguirlo al Progreso como única alternativa para continuar sus estudios primarios e iniciarse en la formación secundaria. El profesor Galo, lo protegió y lo empleó en una actividad modesta, gracias a lo cual pudo concluir sus estudios primarios y dirigirse a Tegucigalpa en donde concluyó la secundaria. La vez que lo entrevisté, una vez que salimos del Canal 10 en dirección hacia el hotel donde estaba hospedado, me pidió que le permitiera hablar con su viejo profesor. Lo llevé a nuestra casa y desde allí, le comuniqué telefónicamente con Quico Galo con el cual, recordaron viejas historias y ratificaron las mutuas gratitudes que les unían.
 A Francisco Martínez, de más de ochenta años entonces, le vi llorar copiosamente, limpiándose en varias oportunidades las lágrimas que aquel encuentro telefónico con su profesor y mentor, le había provocado.
Francisco Napoleón Galo, fue uno de los mejores alcaldes municipales que ha tenido la ciudad de El Progreso. Para nosotros los originarios de Olanchito, su nombre era, junto con el del dirigente sindical Benigno Gonzales, que también fue alcalde de El Progreso, timbre de orgullo y satisfacción. Le conocí en 1986, en la oportunidad en que los organizadores de la Jornada Morazánica,
miembros del club Rotario de El Progreso en donde Francisco Napoleón Galo era uno de sus miembros más destacados, me invitaron a hablar sobre Francisco Morazán. Allí nos identificamos, intercambiamos recuerdos y manejamos nombres de conocidos y familiares comunes y desde entonces, -hasta su muerte- mantuvimos una fluida comunicación telefónica casi siempre, en la que me consultaba sobre personajes históricos, sobre fechas de algunos acontecimientos que no tenía presentes y sobre la opinión que tenía de algunos personajes de la vida histórica nacional. El 13 de agosto, de avanzada edad, tranquilo y sereno, se enfrentó a la muerte en donde descansa, para la eternidad, junto a su adorada esposa.
Quedan honrando su memoria preclara, sus hijos sobrevivientes Francisco Napoleón Galo Jordán, médico ginecólogo obstetra muy destacado, su esposa y nuera de Quico Dra. Farida Chevez de Galo Jordán, Norma Lilian Herrera de Moya, María Valle y muchos nietos y bisnietos. Cuando le sorprendió la muerte, anunciada por una pertinaz dolencia que frenó sus ímpetus físicos; pero no disminuyó su alta espiritualidad y su vocación de escritor, escribía un texto de historia que sus familiares, no tenemos duda alguna, editarán próximamente en su homenaje y como contribución suya al conocimiento de la historia nacional.

Inmigracion arabe en Olanchito,Honduras

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 Los historiógrafos nacionales y quienes con propiedad metodológica escudriñan los intrincados laberintos de la investigación cronológica y documental tratando de articular nuestra verdadera identidad social, con suficiencia descriptiva señalan; que es a partir de la última administración del exmandatario José María Medina, cuando se dictaron las primeras leyes favorables para el ingreso de migraciones europeas, asiáticas y del lejano oriente, y durante la Reforma Liberal implementada en 1876 por el Dr. Marco Aurelio Soto y Ramón Rosa, el tiempo del establecimiento de elementos formales complementarios, que estimularon la presencia en Honduras, de chinos, árabes y palestinos, y la inversión en disciplinas multiplicadoras de sus inversiones originales.

En lo que corresponde a la ciudad cívica de Olanchito, motivo específico de nuestra ocupación, es necesario describir, que la presencia en la región de la Trujillo Mining Company, y la posterior instalación de las líneas del ferrocarril de la Standard Fruit Company, facilitaron la movilización tanto de nacionales como extranjeros, pues gracias a la explotación del cultivo del banano de ambas compañías trasnacionales, despertaron el espíritu de laboriosidad del hondureño de la región nororiental, y de los comerciantes extranjeros, fundamentalmente árabes, quienes vieron en el medio un campo fértil para la explotación del comercio, la agricultura y en menor escala la ganadería. De lo que se tienen verdaderas noticias, es que fueron, Serapio Bendeck Hoch, Salvador Bendeck, Carlos E. Hoch, Juan Abudog, Mina Mahomar, Sabas Mahomar, Salvador Mahomar Kawas; Gregorio Marzuca, Julio Yacamán, Jesús Moisés Saybe, José Jorge Chahin, quienes primero llegaron a Olanchito a vertebrar el comercio de la localidad en el año de 1922, construyendo originalmente sus casas tradicionales de dos y una planta, con amplio frente para locales comerciales, y los niveles superiores de maderas con ventanas de zaranda, destinadas para habitaciones, y por supuesto, los amplios patios para la siembra de árboles frutales de colosal follaje para sofocar los veranos crepitantes de la temporada.

 En principio no todo fue fácil y provechoso, se vieron obligados a enfrentar un abanico de complejas adversidades, como la asimilación de una nueva cultura ajena a su lejana idiosincrasia, la cual se les presentaba obligada y necesaria para su permanencia, contraída al aprendizaje del idioma español como base inicial para la comunicación y el entendimiento con otro tipo de sociedad, y saber advertir la valoración cambiaria de la moneda nacional, la degustación de una nueva dieta alimentaria de la gastronomía nacional, y sobrevivir en principio, a la competencia desleal, ante la cadena de comisariatos establecidos en los campos y ciudadelas por las transnacionales bananeras, que absorbían la capacidad y libertad adquisitiva de los obreros, cancelándoles sus salarios con bonos, cambiables únicamente por víveres expendidos en los comisariatos monopolizados por las empresas norteamericanas.
 Sin embargo, la perseverancia irreductible, y la definida decisión de quedarse, pese a las adversidades, les permitieron sobrevivir, y asimilar con estoicismo todo el vendaval de inesperadas vicisitudes, dentro de su nuevo sistema de vida, y aquella legión de inmigrantes taciturnos que una tarde de ventisca habían descendido de una embarcación en el puerto de Trujillo procedente de lejanas latitudes, treinta años después se habían convertido den triunfadores mercantiles, impulsando sólidamente la economía municipal, y vertebrando el verdadero comercio de la ciudad, en la avenida que la nomenclatura popular llegó a bautizar con el nombre de “CALLE DE LOS TURCOS”. Sería imperdonable pasar inadvertidos los incendios que se produjeron en los negocios de los árabes y en construcciones de algunos edificios de dos plantas que sobrevivieron hasta entrado el siglo XXI.

Se destacan en este orden los siguientes: En 1978 se incendió el Hotel Yacamán propiedad de la señora Elena Yacamán Yidi y sucesores, extendiéndose hacia el negocio que en otro tiempo fuera de Salvador Bendeck, igual que una de las casas de alquiler de don Serapio Bendeck Hoch. La casa comercial donde en otro tiempo estuvo Tienda La Mía, de Emilio Chahin Chahin se incendió en el año 1982. El 19 de marzo 2008 se incendió el Centro Mercantil de Elías Marzuca Itech y Nadia Hasbun de Marzuca, extendiéndose hacia el negocio Getsemaní del señor Denis Ávila A. El Almacén La Muñeca de Eduardo Hoch Chahin, donde estaba establecido el depósito de la Cervecería Hondureña y Cable Visión Olachito ardió en llamas en el mes de junio de 1999.

 Hoy día aquella legión de inmigrantes soñadores, que exploraron infinitas posibilidades para hacer fortuna a través del comercio y encontraron en nuestro suelo el principio de la tierra prometida, una vez consolidadas económicamente, algunos se trasladaron al hoy llamado Paseo
Liquidámbar de la calle peatonal de Tegucigalpa, donde aún subsisten varios negocios, y otros envejecieron, cumpliendo con la forzosidad congénita de morir, dejando una profunda pesadumbre en la sociedad que reconoció sus luchas, y la remota huella que apenas delinea un pasado nostálgico, ante una estación sombría del ferrocarril donde llegaban en los atardeceres los trenes regulares de la línea oriental de los cuales nunca volvimos a saber, y la Calle de los Turcos con sus casas deshabitadas, y una estampa en la evocación apacible de los mediodías reverberantes con sus espacios irreductibles de desolación y desesperanza. Así fue el comienzo nutrido de incertidumbre, y así igualmente el final de aquellos hombres que llegaron de lejos a marcar con su impronta el desarrollo histórico y comercial de la comunidad.

Francisco "Pachico" Lozano

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 Por: Orlin Cruz Martinez
En las tertulias citadinas de Olanchito, a la hora de los chistes, anécdotas o cuentos populares, que lindan con el folclorismo local, casi siempre han estado de por medio, los chistes relacionados con don Francisco R. Lozano (Pachico). No hay duda que este tipo de tertulias son desestresantes, sirven de catarsis o profilaxis mental, lo malo es que se hace escarnio de las personas, convirtiéndolas en víctimas de mofa y de la burla, como si los victimarios fueran perfectos.
En esta ciudad con medias mentiras o medias verdades, eternamente se ha ridiculizado a Pachico, sus  mofadores caprichosamente solo han visto el lado flaco de su personalidad. Sabemos que él no fue un académico, apenas cultivó su intelecto con escasas letras, pero lo que no le dio la academia formal, lo obtuvo en la universidad de la vida, llámese sentido común, lo que a muchos académicos les hace falta, es allí donde hay que verle la otra cara a Pachico Lozano.

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