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Francisco "Pachico" Lozano

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 Por: Orlin Cruz Martinez
En las tertulias citadinas de Olanchito, a la hora de los chistes, anécdotas o cuentos populares, que lindan con el folclorismo local, casi siempre han estado de por medio, los chistes relacionados con don Francisco R. Lozano (Pachico). No hay duda que este tipo de tertulias son desestresantes, sirven de catarsis o profilaxis mental, lo malo es que se hace escarnio de las personas, convirtiéndolas en víctimas de mofa y de la burla, como si los victimarios fueran perfectos.
En esta ciudad con medias mentiras o medias verdades, eternamente se ha ridiculizado a Pachico, sus  mofadores caprichosamente solo han visto el lado flaco de su personalidad. Sabemos que él no fue un académico, apenas cultivó su intelecto con escasas letras, pero lo que no le dio la academia formal, lo obtuvo en la universidad de la vida, llámese sentido común, lo que a muchos académicos les hace falta, es allí donde hay que verle la otra cara a Pachico Lozano.

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Fue alcalde de Olanchito del 1 de enero 1956 al 31 de diciembre 1957 el puesto más importante que una persona puede ocupar en el municipio, aunque haya llegado por la “dedocracia”, algún motivo tuvieron los cachurecos para haberlo nombrado en ese puesto, a pesar de haber sido criticado por su bajo nivel escolar, paradójicamente se preocupó mucho por la educación del municipio, abrió varias escuelas en la zona urbana y rural. Por otro lado nunca he escuchado que él haya cometido un acto de corrupción en su gestión edilicia, sus mofadores de esto no hablan, porque la honradez enaltece a las personas, la malsana intensión de la gente desgraciadamente, siempre ha sido magnificar lo malo y minimizar lo bueno de los seres humanos.
Siendo alcalde, propuso en el seno de la Corporación Municipal, que se incentivara y se ayudara a los campesinos montañeses, paraqué produjeran café, dijo que esa actividad le traería un gran beneficio económico a las familias productoras y a la población en general y que además la municipalidad también sembrara sus parcelas, con el fin de mejorar la precariedad económica que la abatía y de esa manera convertir al municipio en gran productor de café. La propuesta no fue una idea absurda o descabellada, en la actualidad el café es uno de los principales rubros de exportación de Honduras, con lo que se  captan  aproximadamente unos treinta mil millones de lempiras al año.

Retomando lo del sentido común, en cierta ocasión Pachico le comentó a sus amigos la intención de vender la propiedad que tenía en Clifton, sorprendidos por su idea, al instante se la reprocharon, manifestándole su desacuerdo, le aconsejaron que no vendiera esa propiedad, porque todo terreno que está a las orillas de la línea del ferrocarril, vale más que cualquier otro que se encuentre alejado de la misma, le sugirieron que mejor vendiera la que tenía en San Francisco, porque aquella geográficamente está aislado y no es apetecida por los compradores de tierra, con buen sentido él les argumentó. –La línea férrea algún día va a desaparecer y automáticamente el valor de esa propiedad se viene abajo, mientras que allá por San Francisco, en un futuro aunque sea lejano, pasará la carretera principal del Valle del Aguán y una vez que se haga esa vía de comunicación, nunca va a desaparecer, por lo tanto esa propiedad tendrá más valor monetario. En efecto así sucedió, aunque la vida no le dio tiempo de ver cristalizada esa visionaria idea, pero sus herederos han gozado de los beneficios, que ha generado la apertura y pavimentación de la carretera de Savá-Olanchito, que partió en dos pedazos el inmueble mencionado, de inmediato esas tierras adquirieron plusvalía.

Continuando con el tema de tierras, Pachico en 1942 comenzó hacer gestiones para poner en Dominio Pleno sus propiedades, le aconsejó a sus vecinos y amigos que hicieran lo mismo, porque en el futuro el gobierno podría aprobar una ley, que le permitiera expropiar aquellas tierras que no estuvieran bien documentadas, para dárselas a las personas que no tuvieron una parcela.
Indolentes y escépticos, le manifestaron que eso nunca iba a suceder, que era de mucho gasto económico hacer ese tipo de trámites y que además en la comunidad todo mundo sabía de quien era tal o cual porción de tierra y por lo tanto era innecesario hacer eso.
El resultado de esa indiferencia de sus vecinos, es que al aprobarse la Ley de Reforma Agraria en el gobierno de López Arellano en la década de los años setenta, muchos de ellos se vieron afectados, por no tener sus tierras en Dominio Pleno, en cambio Pachico no tuvo ese tipo de problemas, no le expropiaron ni una pulgada de su propiedad, tuvo la acertada visión de adelantarse a los hechos, varias decenas de años.
Otra curiosidad de la vida de Pachico, es que la Standard Fruit  Company, compró allá por la década de los años treinta grandes extensiones de tierra en el municipio de Olanchito, para siembra de banano. Esta empresa le solicitó a Pachico que le vendiera el terreno que tenía en el lugar llamado Culuco, él le contestó que por ninguna razón se lo vendería, pero que si podían hacer un contrato de alquiler, porque adujo  que si vendía sus tierras, en poco tiempo se quedaría sin el dinero y sin el inmueble, la empresa aceptó la propuesta. Aconsejó a las otras personas interesadas en vender sus propiedades, que hicieran lo que él había hecho, para asegurarse la tenencia de las mismas, pero ellos no le hicieron caso, a  los pocos años quedaron de brazos cruzados, sin la tierra y sin el dinero, no así, Pachico recuperó su terreno una vez que se venció el contrato, además estuvo recibiendo una mesada por el alquiler referido, obtuvo doble beneficio. Los demás se quedaron “sin el  santo y sin la limosna”.

Una vez, dos trabajadores de Pachico tuvieron una riña, se hirieron mutuamente, de inmediato fueron encarcelados. Pachico se presenté ante Juez de Paz, Rubén Gómez, para solicitarle la liberación de sus mozos, pero el funcionario judicial le denegó su petición, argumentándole que los imputados tenían lesiones físicas de alguna consideración y que eso reflejaba una visible enemistad entre ellos, y por ende había que prevenir la posibilidad de un nuevo enfrentamiento, el que podía traer graves consecuencias en cualquier momento, manifestó el Juez.
Pachico insistió en liberar a sus trabajadores, aduciendo que recíprocamente se habían perdonado, con lo que restablecían su amistad, el juez le replicó que él no tenía ninguna prueba  al respecto, en consecuencia su decisión quedaba en firme.
A Pachico, le urgía que los detenidos se incorporaran a las actividades de su hacienda, ante tal situación adversa, no se resignó, astutamente buscó una prueba irrefutable sobre la armonía que prevalecía entre los imputados y es así, que se fue a su casa, pidió dos almuerzos en un solo plato y con un tenedor, para llevárselo a sus empleados, quienes  amenamente bocadearon los alimentos ofrecidos por su patrón, en ese momento llamó al  encargado de justicia y le dijo –mire eso, están comiendo en un solo plato-. ¿Usted cree que dos enemigos que se odian a muerte van a comer así, el juez sorprendido e incrédulo, haciendo un movimiento con su cabeza en forma positiva y en señal de aprobación, inmediatamente llamó al secretario y le dijo. -Redacte un dictamen declarando absueltos los mozos de don Francisco, es así como Pachico liberó a sus trabajadores y se los llevó para su hacienda.

Otra anécdota. En tiempos pretéritos los maestros de las aldeas eran pagados por las municipalidades. Resulta que un Alcalde auxiliar visitó a Pachico, para informarle que el maestro que había nombrado en su comunidad, no servía, no le enseñaba nada a los niños;  Pachito no muy convencido preguntó –¿Entonces el maestro que yo nombré es incompetente?, –así es señor Alcalde le contestó el  Auxiliar, por eso la comunidad a través de mi persona, le está proponiendo otro maestro. Pachico mostrándose aparentemente anuente exclamó, –ese problema ya lo vamos a resolver ahorita mismo, el  Auxiliar al escuchar aquello sonrió complacido, se levantó de su asiento y con los papeles en la mano le preguntó. –¿Quiere decir que va a nombrar al maestro que estamos proponiendo?  Pachico echando su poltrona hacia atrás, levantando su mano derecha en señal de parada, le dijo, –un momentito, esto no es así–, ¿y cómo es señor Alcalde?, –lo más sencillo de lo que usted se imagina mi querido amigo, como en este asunto hay un c
onflicto de intereses y yo no soy Juez para emitir un fallo al respecto, entonces lo más justo y democrático, es que el próximo sábado se presenten los dos maestros a mi despacho, para hacerles un examen de inteligencia y el que obtenga la mejor calificación, ese se quedará en el puesto.
El Auxiliar cabizbajo por la repuesta del Alcalde y con los papeles en el sobado salió del recinto municipal, con las “cajas destempladas” (desanimado) para su comunidad. De esa manera, Pachico con mucha solercia se sacudió el problema de los maestros.
¡Ajá!, –¿y no es que Pachico era analfabeta, ignorante e inculto, según el criterio de muchos de sus “paisanos”?, por lo menos en los hechos que anteceden en este comentario no demuestran eso.

Pachico, como ya lo dije, no fue hombre intelectualmente preparado, sus conocimientos los adquirió en los avatares de la vida cotidiana, le sirvieron de base para hacer uso de la lógica elemental, las pruebas son más que contundentes. En lo material, logró consolidar tres haciendas que constituyeron un fuerte patrimonio familiar, en la parte humana educó a sus hijos con títulos de médicos, profesores y agrónomos y de otras profesiones, esto es superior a cualquier debilidad que haya tenido como persona.
Siempre fue víctima del hazmerreir de particulares, incluso de algunos familiares, esas anécdotas folclóricas son intrascendentes, ante la grandeza de los hechos que Pachico construyó. Ignorando las burlas y las mofas de sus coterráneos intolerantes, obtuvo muchos éxitos en su vida, muy por encima  de los que lograron aquellos que siempre lo ridiculizaron.
“Lo que sabemos es una gota de agua; lo que ignoramos es el océano”. Isaac Newton
Olanchito, agosto, 2013

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