RSS Feed

Sixto Quesada Soto La Tigra

Posted by Unknown Etiquetas:

Sixto Quesada, en Nueva York en 1934 con Santiago Herrera, paisano suyo que también hacía estudios en los Estados Unidos.Sixto Quesada Soto nació en Olanchito el 28 de marzo de 1900. Fue hijo de Norberto Quesada y Dolores Soto, miembro de dos de las familias más acaudaladas de la pequeña ciudad norteña.
En la foto : Sixto Quesada, en Nueva York en 1934 con Santiago Herrera, paisano suyo que también hacía estudios en los Estados Unidos.
Fueron sus hermanos: Daniel, Eliezer, Licho, Arcadia, Cesarina, Adelaida, Norberto y Juanita. Después de cumplir veinte y ocho años, viajó a Nueva York, en donde estudió mecánica dental. Regresó a Olanchito con el título de doctor y estableció en la casona familiar, una de las más grandes de la ciudad y como es natural, situada en la plaza central, junto a la iglesia y frente al cabildo municipal, parque Morazán de por medio, su servicio dental. Creemos que es el primero que se estableció en la ciudad.

Los viernes atendía en forma gratuita problemas de salud dental, referidas a extracciones, curaciones y elaboración de placas, puentes y dientes de oro, especialmente.

Hablaba inglés; pero nunca lo usaba y más bien tenía tendencia a las expresiones populares lo que lo hicieron muy aceptado entre la población más pobre de la ciudad, especialmente. Vinculó la práctica de la medicina dental con el manejo de las haciendas familiares, mostrando una fuerte disciplina y una gran capacidad de trabajo. Aunaba esto último una fuerte inclinación hacia la austeridad. El primero y único automóvil que compró fue un modesto jeep que aprendió a manejar y en el cual viajaba a sus haciendas todos los días del año. Era el primero en salir a sus haciendas y el último en regresar a su casa en horas de la noche. Antes pasaba por el Salón Lux, donde conversaba con don Lino Santos y se tomaba un whisky con hielo. Después cenaba, contaban muy humildemente, solo o con su hermana Juanita. En horas de la noche, tenía fama de dormir en diferentes recámaras de la ciudad. Privilegio de un hombre popular, rico y generoso con sus mujeres y con sus hijos.

Con tales antecedentes, cuando se inició la reconquista del poder público por parte del Partido Liberal, bajo el liderazgo de Villeda Morales, se sumó al movimiento desplazando a Dionisio Romero Narváez, aunque más inteligente, tenía dificultades para relacionarse con el pueblo en forma espontánea; y, además, no contaba con los recursos económicos para financiar su campaña. En cambio, para entonces, Quesada era poseedor de uno de los patrimonios más abundantes de la ciudad. Fue candidato a diputado y en las elecciones de 1954 fue elegido diputado. Producido el golpe de Estado de 1955, se presentó de nuevo como candidato a diputado por el Partido Liberal para la Constituyente de 1957. En su condición de tal, firmó como diputado por Yoro la Constitución de 1957. A finales de este año, cuando la Constituyente se transformó en Congreso Nacional, ocupó la curul correspondiente.

Aquí su desempeño fue más que modesto. Formó parte de algunas comisiones de dictamen; pero intervino muy poco en los plenos del Congreso. El, contrario al resto de sus coterráneos, no era un hombre de discursos. Pero sí era un hombre muy cercano y popular, muy respetado entre sus colegas, alguno de los cuales le bautizó como La Tigra, apodo que adoptó Sixto Quesada Soto, son enorme entusiasmo. En los bailes de Olanchito, a los que le gustaba asistir para mostrar sus dotes de bailarín, hacía muchas bromas a los demás bailadores que solo se las aceptaban porque se trataba de “La Tigra”.

De izquierda a derecha, abogado Pedro Antonio Urquía, P.M. Carlos Urcina Ramos, doctor Saúl Ayala Avila y Sixto Quesada Soto.

En la foto superior de izquierda a derecha, abogado Pedro Antonio Urquía, P.M. Carlos Urcina Ramos, doctor Saúl Ayala Avila y Sixto Quesada Soto.
Falleció relativamente joven, el 4 de noviembre de 1968, víctima de un cáncer en la columna vertebral. Viajó a los Estados Unidos en procura de tratamiento. Allá le operaron y regresó a hacerse tratamientos de quimioterapia en Tegucigalpa. Después de un año de sufrimientos, fue internado en La Policlínica de donde le dieron de alta para morir antes que el avión aterrizara en Olanchito. Fue enterrado al día siguiente de su fallecimiento, en el Cementerio General de su ciudad natal. Le sobreviven la mayoría de sus hijos, Cecilio (Dueñas) profesor, Lucinda (Dueñas), Epaminondas, abogado y notario, Regino ingeniero agrónomo, Gloria maestra, Anarda, Nora maestra, Adolfo maestro, Luis Alonso ingeniero agrónomo, Soris maestra, Aldo (Castro), Carmen Flores maestra, Sixto Ramón perito mercantil, Flor de María, ingeniera civil y Dunia Fidelia, periodista.

En Tegucigalpa, en 1962 mientras se desempeñaba en el Congreso Nacional, contrajo nupcias con Delia Argentina Aguilar Pineda, conocida popularmente como Titina, originaria del Puerto de Amapala. Ella era para entonces, una de las mujeres más guapas de Choluteca y sus alrededores. Ella era para entonces, una mujer divorciada de Edas Maradiaga Mónico también diputado por Choluteca en representación del Partido Liberal. Conociendo la fama de mujeriego de Quesada, doña Delia Argentina, no aceptó trasladarse a vivir a Olanchito. Con ella procreó un hijo, Eliazar, que reside en Michigan, Estados Unidos.

Doña Titina, que tiene actualmente 85 años, reside con una de sus hijas, en la ciudad de Tegucigalpa. Posteriormente, según una de sus hijas, por presiones de los hijos mayores de La Tigra, se divorció de doña Titina. Esta versión no es compartida por una de las hijas de doña Titina, que cree que su mamá y don Sixto, nunca se divorciaron. (El único de sus hijos que ha fallecido, es Cecilio Dueñas, profesor que intentó hacerse médico con una dedicación especial pocas veces emulada, cuando tales estudios exigían dedicación absoluta. Y él aparentemente no contaba con los recursos necesarios; ni con el apoyo de su padre. Murió en los setenta del siglo pasado, después de una exitosa labor en la Escuela Superior del Profesorado Francisco Morazán, antecesora de la actual Universidad Pedagógica. Dueñas dejó escritos y publicados un par de libros de poesía patriótica).

Después de la muerte de Sixto Quesada, que como queda dicho lo sorprendió antes de cumplir 69 años, un silencio extraño se ha colocado encima de su figura y liderazgo. No hay, hasta donde sabemos, una escuela que lleve su nombre; ni en la ciudad una sola calle, que recuerde su figura menuda, su saludo generoso y sus bromas a todos sus amigos y conocidos. Y mucho menos, su dedicación a la ciudad, por medio del trabajo personal y el servicio a sus correligionarios.

Share
ShareSidebar