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Enrique Soto Cano

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Hablar en nuestro país del Coronel de Aviación ® y abogado
José Enrique Soto Cano, es referirnos al séptimo Comandante de la Fuerza Aérea Hondureña y al cuarto hondureño en dirigir los destinos de esta institución aérea.

Su pasión por la aviación la llevaba en la sangre, por lo que a muy temprana edad se trasladó desde su natal Olanchito. Yoro a la ciudad capital para ingresar a la histórica Escuela Militar de Aviación, como estudiante técnico en Mecánica de Aviación, el 24 de octubre de 1941, categoría técnica en la cual ostentó el grado de Sargento Segundo Técnico en 1944 se enlistó como Cadete de Vuelo, coronando el anhelado sueño de su vida al graduarse como Subteniente de Aviación el 14 de diciembre en 1945.
Su brillante trayectoria de Piloto Aviador lo llevó a ocupar importantes cargos dentro de la institución entre ellos el de Comandante General de la Fuerza Aérea Hondureña, su comando constituye uno de los más fructíferos al frente de esta institución militar, por los múltiples logros alcanzados y por las gestas heroicas libradas en defensa de la Patria.
La historia registra que fue en su administración que la Fuerza Aérea Hondureña realizó el vuelo de mayor distancia que haya efectuado hasta la fecha, cuando el 31 de enero de 1967 despegó del aeropuerto internacional de Toncontín con destino a la República de Vietnam del Sur, el avión tipo C-54, matrícula FAH-612 transportando ayuda humanitaria del pueblo y gobierno de Honduras para esa nación asiática, misión que se cumplió sin ninguna novedad y en la cual se voló un total de 133 horas.
Es también el artífice de la creación de las Bases Aéreas “Coronel Armando Escalón Espinal”, Base Aérea “Coronel Hernán Acosta Mejía”, El Estado Mayor Aéreo, y separó la Escuela Militar de Aviación de la Comandancia de la Fuerza Aérea, además incorporó a nuestro país a la era del jet y de los vuelos supersónicos con la adquisición de una flota de aviones de combate tipo Sabre F-86, el Coronel Soto Cano también tiene el privilegio de haber sido el primer Comandante General de la FAH.
Soto Cano es un visionario estratega que comandó las operaciones aéreas en el conflicto armado que se dio en nuestro país en el año de 1969 con el vecino país de El Salvador.
Este connotado oficial dirigió la Comandancia de la Fuera Aérea Hondureña desde el año de 1965 hasta 1975; durante su carrera militar logró volar más de 12 mil horas, piloteando diversos tipos de aviones entre ellos los P-63, P-38, C-47, PB-4Y-2, JTF-6, AT-11, AT-60, PT-17, BT-13, F4U-4, F4US-5, Cessna 170, 180, 185, PA-12, Pa-23, L-13, Locckheed 10, Boeing 45, Fairchild 45 y DC-4.

Como hondureños le tenemos mucha admiración y respeto al Coronel de Aviación, José Enrique Soto Cano, gracias a esa firme conducción de la campaña aérea muy bien planificada y ejecutada en la llamada Guerra de las 100 horas, la FAH se llena de gloria.
Como un homenaje de admiración, respeto, heroísmo y amor a la Patria, de parte de la Fuerza Aérea Hondureña, es que se creó la Base Aérea “Coronel José Enrique Soto Cano” que tiene su sede en las instalaciones que ocupa la Academia Militar de Aviación en la comunidad de Palmerola, Comayagua.
Producto de sus numerosos servicios prestados a la Patria y por su conducta intachable de soldado soñador y de espíritu de superación el Coronel José Enrique Soto Cano, ha sido condecorado con las medallas: Cruz de Vuelo en Plata, Orden del Aguila Azteca, Cruz de Servicios Distinguidos, Cruz de Vuelo en Oro, Medalla al Mérito II Clase, Medalla Gran Cruz de las Fuerzas Armadas.
Después de 34 años de valiosos servicios a la Patria pasó a la honrosa situación de retiro, el 27 de mayo de 1975, dejando un legado histórico que será recordado a través de los años en la Fuerza Aérea Hondureña, por los múltiples logros ya mencionado.
En octubre de 2003, las Fuerzas Armadas como un reconocimiento a los valiosos servicios prestados a la Patria de este destacado profesional del aire, se honró otorgándole la Medalla Gran Cruz de las Fuerzas Armadas.
El Coronel Soto Cano en la actualidad tiene 86 años de edad y reside en la ciudad de La Paz, dejando a su paso por la Fuerza Aérea Hondureña una huella imborrable digna de imitar, para las actuales y futuras generaciones de los soldados del aire.
Fuente : La Tribuna,Anales Historicos 6 Junio 2010

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